“Fortalecer los controles fronterizos para combatir el crimen organizado”
Las ideas en torno al control fronterizo aparecen con fuerza en los procesos participativos, asociadas tanto a la migración irregular como al avance del crimen organizado, que la ciudadanía percibe como fenómenos conectados.
Más que una reducción del debate a la política migratoria, esta demanda se articula como un llamado a recuperar el control del territorio, entendido como condición para frenar el libre tránsito de personas y organizaciones criminales.
El punto crítico es que esta visión prioriza la seguridad inmediata y la contención en la frontera por sobre medidas de integración o prevención de largo plazo, mostrando cómo la percepción de que el territorio está “abierto” y sin resguardo alimenta la urgencia por soluciones visibles y de impacto rápido. No hay en la conversación ciudadana una discusión sobre la dificultad de estas medidas, ni cuáles específicamente tienen que hacer. Es algo a lograr, no es claro cómo se logra.
Cuando se expone la propuesta de “fortalecer los controles fronterizos para combatir el crimen organizado” un 68% la prioriza entre las tres medidas más importantes para combatir el miedo asociado a la inseguridad y un 80% de las personas la ven con alta efectividad.
“Primero cierre de fronteras para migrantes con antecedentes. Más control para evitar delincuencia”